El tratamiento para el síndrome de Klippel-Feil Síndrome de down (KFS) es generalmente sintomático y de apoyo. La gestión depende de las características y la gravedad en cada persona, y puede ser de por vida. La evaluación cuidadosa, consistente seguimiento y coordinación con los distintos especialistas son necesarios para mejorar los resultados y asegurarse de que ningún relacionados con el diagnóstico se pierde.
Hay varias terapias conservadoras disponibles, incluyendo el uso de collares cervicales, los apoyos, la tracción, la terapia física, la no-esteroides anti-inflamatorios no esteroideos (Aine), y varios medicamentos para el dolor. Sin embargo, para muchas personas con KFS, los síntomas son progresivos, debido a los cambios degenerativos que se producen en la columna vertebral.
La cirugía puede estar indicada para una variedad de razones, incluyendo el dolor persistente; los déficits neurológicos; cervical o craniocervical inestabilidad; la constricción de la médula espinal; o para corregir la escoliosis grave. Algunas personas con KFS puede necesitar cirugía para reparar otras anomalías esqueléticas, o las relacionadas con el corazón, los riñones, los oídos, los ojos u otras partes del cuerpo.
Aquellos en mayor riesgo de complicaciones neurológicas deben ser monitoreados regularmente por sus proveedores de atención médica y se les aconseja evitar las actividades que puedan conducir a un trauma o lesión en las vértebras cervicales.