La <strong>esperanza de vida</strong> de una persona que padece leucodistrofia <strong>depende del tipo y de la severidad de la misma</strong>. La que peor pronóstico tiene es la leucodistrofia metacromática infantil tardía que comienza entre los doce y los veinte meses de edad y los niños suelen fallecer antes de los cinco años.
La juvenil que se diagnostica entre los 3 y los 10 años de edad tiene mejor pronóstico que la infantil y la esperanza de vida a día de hoy es de entre diez y veinte años más desde que comienza la enfermedad.
Por último, cuando los síntomas aparecen después de los dieciseis años la vida puede alargarse hasta 15 años más, dependiendo de la gravedad de la sintomatología.
Los últimos avances, sobre todo en terapia génica han abierto una nueva esperanza para mejorar tanto la esperanza de vida de las personas que sufren leucodistrofias como su calidad de vida.