El neurólogo que sospechó de la enfermedad de mi hija se volcó en ella y nos facilitó el acceso a todos los especialistas y buscó su tratamiento sin descanso.
Encontramos una rehabilitadora maravillosa que es hasta hoy el ángel de la guarda de mi niña. Gracias a ella hoy tiene completos sus hitos del desarrollo. Nunca se lo podré agradecer lo suficiente.
Yo, como madre, siempre me salté las normas de alimentación protocolarias y le daba a mi niña de comer lo que creía que necesitaba, el día que se supo el diagnóstico me felicitaron por haber mantenido el nivel de colesterol en parámetros normales, gracias