La expectativa de vida con cirrosis hepática depende de diversos factores, como la causa subyacente, el diagnóstico temprano, el tratamiento efectivo o la disposición del paciente para tener una mejor calidad de vida.
La mayoría de las personas con cirrosis hepática en etapa temprana pueden trabajar y vivir al igual que la población general durante varios años, ya que no experimentan incomodidad ni complicaciones.
Sin embargo, para los pacientes con cirrosis hepática en etapa tardía el pronóstico es menos positivo, ya que las probabilidades de sufrir complicaciones graves (como ascitis, hemorragia gastrointestinal, septicemia o síndrome hepatorrenal) son mayores.
Si una persona con cirrosis hepática continúa tomando alcohol, la tasa de descompensación puede ser muy rápida. Según varios estudios, los pacientes con insuficiencia hepática fulminante tienen una tasa de mortalidad del 50%-80%, a menos que reciban un trasplante de hígado.