Por supuesto que se puede vivir feliz siendo intolerante. Es una faena, y trae consigo muchos momentos de dolor y agonía, incluso desesperación (porque la fructosa está prácticamente en todo), pero el cuerpo se acostumbra a todo y si estás deprimido, lo que tienes que hacer es cambiar el chip en tu mente. ¡No dejes que la intolerancia te coma y te gane! Consejos prácticos personales:
1-No lo consideres una enfermedad. (Muchas personas lo hacen, y por consiguiente, para ellos mismos, están enfermos. Acaban victimizando y exagerando.)
2-Anímate, es algo que tiene cura.
3-Piensa en ello como una prueba personal. ¡Tienes que pasarla para enseñar lo fuerte que eres!
4-No te obsesiones, ve al médico YA.
5-Sé consciente del poder que tiene tu mente. ¡Domínala, y no dejes que se ponga en modo depresiva!