En edades infantiles son poco frecuentes y parece ser que es más prevalente en niños que en niñas. (Dyckens, E. M. y Cassidy, S. 1995). En edades jóvenes y adultas son algo más frecuentes, la prevalencia parece ser igual en los dos sexos y, como puede manifestarse no en forma de tristeza y estado de ánimo bajo sino con agresividad e irritabilidad como respuesta a una situación altamente frustrante que no comprenden del todo.